Del 10 al 13 de julio, las barriadas de Santa María del Cerro y Pastelero han vuelto a llenarse de vida con una feria que, más allá del entretenimiento, ha servido de espacio para recordar, homenajear y fortalecer los lazos comunitarios en Villanueva de la Concepción.
Con la llegada del verano, Villanueva de la Concepción se ha vestido de fiesta para acoger una nueva edición de la esperada Feria de Santa María del Cerro y Pastelero, que este año se ha celebrado del 10 al 13 de julio. Un evento que ha reunido a vecinos, familiares y visitantes en torno a la música, el colorido y, sobre todo, la memoria compartida.
En sus palabras de bienvenida, el alcalde Gonzalo Sánchez Hoyos destacó el valor emocional de esta edición, marcada por la pérdida de seres queridos en la barriada de Pastelero. “Ahora más que nunca hay que vivir los momentos”, expresó con emotividad, instando a todos a honrar a quienes se fueron disfrutando intensamente de la vida.
La concejala de Festejos, Ana Molina Martín, también subrayó el carácter especial de la feria de este año: “Son días para olvidar problemas y fortalecer los lazos que nos unen”. Con un programa diseñado para todas las edades, la feria incluyó desde campeonatos de zanga y futbolín hasta concursos de cócteles, petanca, tiro con honda y cintas a caballo.
El ambiente festivo se vio animado por actuaciones como las de “Salomé y Yo”, “Troneras” y el humor de Manolo Catalino, así como por las tradicionales pandas de verdiales y la esperada exhibición ecuestre. El broche final lo pusieron Silverio Belmonte y la orquesta Golden Show, con el tradicional mollete con aceite como último bocado compartido entre risas, espuma y nostalgia.
Además de ofrecer actividades lúdicas, la feria también tuvo un fuerte componente intergeneracional. La merienda para mayores y los juegos de antaño sirvieron para que abuelos y nietos compartieran recuerdos y tradiciones, reforzando ese hilo invisible que une pasado y presente en cada rincón del municipio.
En definitiva, esta feria no solo ha sido una fiesta. Ha sido una declaración de amor a la vida, un homenaje a quienes ya no están y un canto a la esperanza de un futuro que sigue latiendo con fuerza en el corazón de Villanueva de la Concepción.