El artista Manuel Moreno Guirao ha dejado su huella en Humilladero con un impresionante mural que rescata la memoria de una generación de mujeres trabajadoras. Inspirado en una fotografía de 1958 del taller de costura de Pepa Fuentes, conocida como ‘Pepa la Olé’, su obra ha conmovido a los vecinos y ha generado un profundo diálogo entre generaciones. En esta entrevista, el muralista nos cuenta cómo fue el proceso de creación, los desafíos técnicos y su visión sobre el arte como herramienta para preservar la identidad local.
Cristina Martínez Villatoro
RedactoraLicenciada en Publicidad y RR.PP.
Según tengo entendido, el mural surgió a raíz de una fotografía. ¿Qué fue lo que te atrajo de esta fotografía en particular y cómo influyó en tu decisión de convertirla en mural?
Al ver la fotografía, yo le propuse al Ayuntamiento tres diseños y de ésta, en concreto, lo que más me atrajo fue un poco las expresiones de las caras, la narrativa entre los personajes, los ritmos de los cuerpos… No sé, me parecía todo bastante expresivo.
Después, el proceso me pareció bastante interesante, ya que yo desconocía la historia que había detrás de la fotografía y fue bonito ver cómo, a medida que iba realizando el mural, iban llegando vecinos, que o bien eran hijos o bien eran familiares y me decían quiénes eran y lo que hacían, como por ejemplo que enseñaba a coser a las niñas en tal sitio… y la fotografía iba descubriendo la historia a medida que avanzaba el mural.
Tu obra ha despertado una gran emoción en los vecinos, especialmente en aquellos que se ven reflejados en la imagen. ¿Cómo ha sido para ti recibir esas reacciones?
Para mí ha sido súper bonito, la verdad. Yo tengo ya experiencia pintando murales desde hace 4 o 5 años y es cierto que éste ha sido el que más impacto ha tenido.
Yo me muevo principalmente por intereses artísticos, ya sea a nivel compositivo o a nivel de expresiones, cromático, etc. Pero éste ha sido interesante porque el público medio no está tan involucrado en sector tan específico como es la pintura, y ha sido muy bonito ver cómo, al final, todos nos hemos quedado satisfechos, por así decirlo. Ha sido muy bonito ver cómo la gente se sentía emocionada al ver a sus familiares allí y verlo como un homenaje.
Desde un punto de vista técnico y artístico, ¿Cuáles fueron los mayores desafíos a la hora de trasladar una fotografía en blanco y negro de 1958 a un mural de gran formato?
Ya empecé con esa investigación en el mural anterior que hice en Estepona y que fue por la razón por la que he vuelto a España durante estos meses. Me pareció muy interesante porque era un poco el mismo tratamiento: utilizar una referencia antigua, en blanco y negro con bastante mala calidad, y reinterpretarla cromáticamente, llevarla a un gran formato con todo lo que eso implica.
Realmente me parece muy interesante esa libertad y esa fórmula que te fuerza a tomar decisiones que realmente no sabes si son coherentes. Me parece bello.

Para este tipo de proyectos suelo realizar un boceto preparatorio y ahí le presto, al principio, mucho más atención a las relaciones cromáticas. Voy realizando bloques de color que después van transformándose y armonizándose. En definitiva, me parece un proceso muy interesante, sobre todo porque te fuerza a ser original y a no ser muy fiel a la referencia, ya que muchas veces eso es una limitante y hace que no disfrutes, en mi caso por lo menos, del acto de pintar.
El mural no solo embellece el pueblo, sino que también rescata la memoria de una generación de mujeres trabajadoras. ¿Cómo percibes el papel del arte en la preservación de la historia y la identidad local?
Me alegra bastante que me hagas esta pregunta porque, claro, al final, el arte y más específicamente el muralismo tienen en la actualidad mucho impacto por las dimensiones, por la ubicación, porque es algo que está en la calle, que no hace falta ir a ninguna galería, etcétera. Le roba la atención a la gente, por así decirlo.
Y claro, utilizar eso para ciertos fines es una herramienta muy interesante. Principalmente, el objetivo de este proyecto era reconstruir las relaciones entre las generaciones. Es bastante visible el hecho de que no hay ningún interés de las personas jóvenes por lo que saben o por la experiencia de las personas mayores. También hay una desconexión enorme a la inversa.
Este medio (el mural) me parece muy interesante. Es un medio muy contemporáneo. Este mural es algo novedoso, el tratamiento y mi estilo también intento que sea bastante contemporáneo, pero, sin embargo, la estética es muy costumbrista, es muy clásica y la temática también. Eso invita bastante a construir un diálogo, a hacerse preguntas, y da pie a empezar a hablar. Eso es lo que más me llamaba la atención del proyecto y, sinceramente, creo que se ha conseguido.
Has dejado tu huella en varios municipios de la comarca. ¿Cuál es tu vinculación con la comarca de Antequera?
Sí, crecí en Mollina hasta los doce años, cuando me mudé a Humilladero. Y desde hace dos años vivo en Australia. Mi vínculo con la comarca de Antequera es bastante fuerte porque literalmente he vivido allí el 90% de mi vida.
Al final, el papel del pintor en concreto es hablar un poco de la realidad en la que vive. Y yo estoy muy orgulloso de dónde vengo, de mi origen y de mi tierra.
A pesar de que he ido transformando mucho mi estilo, todavía soy joven y la madurez artística llega más tarde. He ido cambiando continuamente de estilo, explorando nuevas cosas, nuevos temas, pero sí que es cierto que cada vez entiendo más el arte urbano como un medio para la gente. Se pueden tomar riesgos, pero muy medidos: no es lo mismo el trabajo del estudio en el que se tiene mucha más libertad. El que quiera una obra tuya, pues la pone en su casa y ya está. Pero un mural es para la gente que vive allí, para que lo vea diariamente sí o sí.
Así que ahora intento ser mucho más empático en ese plano y ser mucho más consciente de los intereses de la gente y de mis intereses artísticos, buscando ese balance, como una negociación por así decirlo, donde nos sintamos cómodos todos. Ése es un poco mi objetivo.
¿Qué te inspira a seguir creando en tu tierra y qué proyectos tienes en mente para el futuro?
Pues hay varios proyectos sobre la mesa por allí. Es cierto que ahora estoy de nuevo en Australia, pero hay varias propuestas que ojalá salgan, ya que mi idea es volver cada año porque en mi tierra es donde, sinceramente, más cómodo me siento pintando.





